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Érase una vez...

[Viaje a la Calle San Rafael]

[Viaje a la Calle San Rafael] Era tarde. Había tenido un día bastante tranquilo. Por la mañana había limpiado toda la casa, por la tarde había dormido un poco y después se fue a misa. Por la noche vio la tele y se acostó algo tarde.
Antes de coger el libro que había sobre su mesilla de noche, se puso a pensar. No sabía muy bien por qué, pero de repente viajó a la calle San Rafael, donde había pasado su niñez.
Recordó su casa. Era increíble… Tantos años después y aún se acordaba de ella como si todavía viviera allí. Vivían siete personas en ese lugar. Era una casa tan pequeña, tan pequeña, tan pequeña, que para poder respirar tenían que sacar las cabezas por el cerrojo de la puerta. Tal vez por ese motivo, siempre estaban en la calle. Cuando llegaban del colegio, se iban a la calle. Cuando merendaban, se iban a la calle.
No guardaba con cariño esos días en su memoria… Había tenido una mala infancia. Nunca conoció el cariño de una madre ni de un padre. Sin embargo, sí supo lo que era tener que ponerse a limpiar con tan sólo ocho años para que la casa no se derrumbara a causa de la suciedad. También supo lo que era dormir cinco hermanos en una habitación minúscula. Y llegar a tu casa y no tener ninguna cena preparada. No porque no tuvieran comida, sino porque su madre nunca cocinaba.
Lo había pasado muy mal… Desde que nació, hasta esa noche.
Apenas tenía ropa. Los zapatos que usaba eran varios números mayores al que ella tenía para que les durara más tiempo.
Pero, aunque no fue afortunada, siempre sonreía. El cariño que le faltaba por parte de sus padres, se lo daban a espuertas sus tíos, sus primos, su madrina, su abuela, etc. Se sentía querida cuando estaba con ellos.
Sí que recordaba con cariño los paseos con su tío, los juegos con sus primos, el día de Reyes, las veces que se iban al campo a recoger espárragos ella y sus tíos. Cuando esas imágenes volvían a su cabeza, no podía evitar sonreír.
Su padre la trató muy mal. Por ello, se marchó de casa con tan sólo diecinueve años. Un señor veinte años mayor que ella, divorciado y con cuatro hijos, le había prometido un mundo de mil maravillas si se iba con él. Un mundo sin preocupaciones, sin lágrimas y sin responsabilidades.
Y se marchó con él en busca de fantasías, de sonrisas perdidas, de suspiros ahogados. Pero no es oro todo lo que reluce…
Y seguía recordando cosas. Pero un gesto de dolor se apoderaba de ella cada vez que viajaba a la calle San Rafael. Muchas personas desean volver a su juventud, vivir de nuevo su niñez. Ella, sin embargo, deseaba con toda su alma poder olvidar aquellos días. Jamás volvería a ser niña o adolescente si le concedieran esa oportunidad.
Ahora era una señora. Una señora que había aprendido cosas que no vienen en los libros de la escuela, ni en los poemas, ni en las canciones. Había aprendido infinidad de cosas de la vida. Cosas, que pasan desapercibidas a los ojos de muchos de nosotros. Tal vez, los malos momentos hacen que sepas valorar mucho más los buenos.
Una señora inteligente. Una señora hermosa. Una señora querida por muchos y envidiada por más. Amable, educada, sincera, segura de sí misma. Aunque no había estudiado, sabía más que muchos licenciados en diversas artes. Era creativa, risueña, con muchísima imaginación.
Y ahí estaba. Una noche más, a la una de la mañana leyendo un libro que el destino quiso poner sobre su mesilla de noche. Recordando aquellos días de niña. Pensando en cómo desaprovechó su vida y en qué poco partido le sacó a su persona.
Imaginó durante un rato cómo hubiera sido su vida si hubiera explotado a fondo todas esas virtudes que tenía.
Pero se dejó seducir por la noche y se sumió en un profundo sueño.

Esa señora, es mi madre.

9 comentarios

Marta -

No me extraña, Davi, una persona luchadora es digna de todo respeto, y llena de orgullo a todos sus seres queridos. Bravo por ella.

besos

Dynaheir -

Os aseguro que no puedo sentirme más orgullosa de ella :)

Nimue y su kaos -

Yo he leido sin querer primero el final, entonces me ha interesado aún más la historia, la gente luchadora vale la pena,puedes y debes estar orgullosa de ella
besitos princesa

4D4 -

Vaya, la verdad esque me he sorprendido mucho en el final... mientras leia la historia pensaba en que esa es la vida que llevaban muchas personas antiguamente... y mira, un caso cercano... yo me sentiria orgullosa :) Besitos princess

Maribel -

No he podido contener la emoción al leerte, me ha encantado la forma en la que lo has descrito, tu madre tiene que sentirse orgullosa, al igual que tú.
Un beso princesa!

Dynaheir -

Sory si que supo salir adelante!

Viento Nocturno de nada!

LuNa si que le ha gustado preciosa!

LuNa -

hola!bonita historia en cierto modo...xo bueno con su trasfondo malo..mucha gente tuvo muy malas epocas...ole q tu amdre siguio adelante..seguro q se siente muy orgullosa d la delicadeza y el cariño qrelatas la historia...un beso!

Viento Nocgturno -

Fascinante. Una gran mujer. Besos, y gracias por la historia y por tu comentario.

Sory -

Pues esa señora supo salir adelante,... y supo apreciar cosas en la vida que quizá muchos jamás valorarán.
Supo ser valiente y decidida... Y, aunque su infancia no fue de color de rosa, aprendió seguro muchas cosas de ella que hoy, la hacen ser la persona que es!
Besito grande ! :*